Fieles a su lema «Aceptar sólo la perfección, fabricar sólo relojes de la más alta calidad», la compañía Frères Baume experimentó un rápido crecimiento. Louis-Victor fue un verdadero visionario que, de manera intuitiva, supo percibir el interés de la mujer por la relojería. Muestra de ello es el reloj de bolsillo que regaló a su hija Mélina en 1869.